martes, 24 de febrero de 2009

Tere

Hola Rosa:

me gustaría escribirte esta carta para comentarte las cosas que recuerdo del tiempo en que fuiste mi profesora. Imagina si tengo buenos recuerdos, que pese a los años que han pasado aún recuerdo muchas cosas.
He elegido mandarte esta carta a ti porque debido a la edad en la que fuiste mi profesora (el ciclo completo de primero de primaria) fuiste la base de mi aprendizaje y creo que la base sobre la que empecé a disfrutar de cosas tan importantes como la lectura.
Todos tus métodos se basaban en la motivación positiva, todo era a base de lograr objetivos. Cuando lo cumplíamos siempre recibíamos una recompensa, algo que nos hacía sentirnos orgullosos de nosotros mismos y querer seguir trabajando. Uno de los métodos que más recuerdo es la motivación hacia la escritura, que siempre lograbas haciendo cosas como organizar premios al mejor cuento, siempre motivando la creatividad y la imaginación.
Otra de las cosas positivas que recuerdo es tu empatía con nosotros, no recuerdo un sólo niño pasando un mal momento en clase, siempre había buenas palabras y buenos métodos para organizar el aula y ayudar a los que más lo necesitaban, pese a que éramos cuarenta en una clase.
Creo que las cosas buenas eclipsaron a las malas, ya que no recuerdo nada negativo, nada que pudiera mejorar.
Me despido diciendo que me gustaría que esta carta sirviera también de agradecimiento por los años dedicados a dar una buena educación.

Un saludo.
Teresa Centenera.







La carta del artículo es una carta orientada al futuro, además de ser una carta de reflexión, auto-reflexión sobre su propia enseñanza, los métodos que utiliza y lo que intenta aplicar. Además brinda consejos a los futuros profesores.

Mientras que la carta que yo he redactado es una reflexión como alumna de las sensaciones que me provocó una profesora, y mi actual visión como futura profesora de esas sensaciones.


Las cualidades más importantes para mí del buen profesor son:
Preparación, organización y entusiasmo por su labor.
Empatía con los alumnos.
Conocimiento de sus alumnos para poder aplicar las metodologías necesarias.
Paciencia.


Por el contrario, las cualidades del peor profesor serían:
Impaciencia.
Desconocimiento total de las metodologías existentes.
Desinterés por los alumnos y la enseñanza.


No recogería nada de los malos maestros y de los buenos recogería todo, hay que aprender de aquellos que tienen experiencia y además dan buenos resultados.


Creo que un niño destacaría como mejores cualidades que tuviera empatía con ellos y que además hiciera las clases amenas y divertidas.
He tenido pocos profesores con esas características, ya que todavía formo parte de una generación que recibió una enseñanza tradicional, pero si puedo recordar un profesor de inglés en secundaria que consiguió que me gustara mucho la asignatura, además de que su empatía y su preocupación por los alumnos hacía que todos disfrutáramos de las clases y participáramos mucho más.

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